miércoles, 2 de noviembre de 2011

¿Para qué el ecologismo?

El ecologismo nace por varias causas, pero es una actitud independiente de ideologías políticas o condiciones sociales


Publicado inicialmente el 1/2/2005

Este artículo es una reflexión personal y como reflexión personal que es comienzo diciendo: muchas veces he oído frases parecidas a ?no me digas que hubo que desviar la carretera por un nido de pájaro? o ?deberíamos dejaros una parcela de mundo para que os construyerais vuestro paraíso terrenal?, ?sois como las sandías: verdes por fuera y rojos por dentro?. Naturalmente son frases pronunciadas en privado, en público todos decimos ser defensores del medio ambiente. 

Sé que en la mente de muchas personas está la idea de que el movimiento ecologista es en sí mismo alarmista y visceral. No voy a negarlo, ha sido y sigue siendo así en muchos aspectos. Y ¿por qué es así? ¿por qué parecemos ser unos defensores enconados de los pajaritos, los pececitos o las plantitas? Voy a dar dos argumentos en defensa de esa conducta pro ?pajaritos?, ?pececitos? y ?plantitas?. 

Primer argumento: la conducta ecologista nace de un sentimiento. 
Como yo no puedo ni debo hablar por todo el Movimiento Verde doy mi experiencia personal. He tenido la gran suerte de crecer en la parte de Ávila que lindaba entonces con el campo. De niño salíamos los vecinos en bici por los caminos escuchando los animales, viendo los árboles del río Chico, después yo salia a correr por los prados del valle Amblés bordeando el río. Era una vista agradable la de la rivera con sus altas hierbas y sus frondosos árboles, me resultaba vivificante detenerme y observar cómo los pájaros revoloteaban sobre las aguas y sobre las ramas, ajenos a mi presencia. Sin embargo me molestaba mucho encontrarme unas latas de aceite tiradas por aquí, unas bolsas de plástico enredadas en los arbustos de allá... y me molestaba más aún contemplar a un niño preguntarle a su padre qué hacer con la lata de refresco y este responderle ?tírala?. ¿por qué hacer el esfuerzo de tirarla? ¿por qué no dejarla caer allí mismo? o ¿Es que a ellos también les molestaba la visión de la basura?

Voy a poner otro ejemplo. En la playa en la que veraneaba me daba por ir cuanto más lejos de la gente mejor, a la cala más escondida, con mi máscara y mis aletas. Según aleteando contemplaba los peces en la orilla de arena, después los peces pululando entre las rocas de los acantilados de playa y, por último, multitud de plantas; plantas marinas de un intenso verde clorofila, colgando de las rocas, con peces entrando y saliendo de aquellas cortinas vegetales. Y algo curioso; los peces, al contrario que la mayoría de los animales terrestres, no te tienen ningún miedo. Me gustaba verlos nadar y de vez en cuando, también podía observar algún pulpo; me gustaba tanto como me molestaba dar con alguien, tridente en ristre, metiéndolo con saña entre las piedras hasta dar con un pulpo, sacarlo como un trofeo y dejarlo tirado en la playa. El argumento era que no pasa nada por matar uno. Hay muchos. 

Esa son algunas de mis experiencias y, como todas, las puedo contar; pero no la puedo transmitir a nadie. Las buenas te llevan a seguir disfrutando de la Naturaleza y las malas a oponerte a tirar basura o matar animales indiscriminadamente por puro placer. Por cierto, no intenten repetir ustedes estas viviencias o pedirme que las repita yo. La vegetación del río Chico ha sido arrancada, el lecho pavimentado y la rivera poco menos que urbanizada; naturalmente con la vegetación se han ido las aves con sus vuelos y sus sonidos. En la otra parte, aquella vida marina, con sus colores y sus peces, ha sido sustituída por un puerto deportivo; también se han ido casi todos los pulpos, al parecer no quedaban tantos y ahora nuestros pescadores están luchando por ir a Marruecos. 

Aquellas son experiencias y, como he dicho, el que las ha vivido llevará siempre la intención de conservar esos lugares, para volver a vivir y compartir esos placeres. Por eso, creo yo, no importa lo desarrollada que sea tu ciudad y mucho menos la ideología política que tengas o dejes de tener; por mucho que Izquierda Unida se atribuya para sí el voto ecologista. Es un sentimiento y ese sentimiento no se adquiere cuanto tu cuenta corriente engorda o adelgaza; ni cuando votas o te afilias a este o aquel partido político. 

Segundo argumento: la vida natural es una fuente de riqueza. 
No voy a poner los ejemplos de animales que pueden llevar dentro la cura contra el cáncer, contra la diabetes o contra el SIDA. Siempre hay el que dice ?de algo nos tenemos que morir?; curiosamente cuanto esas mismas personas creen que pueden sufrir una de esas enfermedades se preocupan y pregunta siempre si se puede curar; pero ¿por qué? Si ?de algo tenemos que morir? ¿verdad? 

Existen muchas especies con potentes venenos. De estos se pueden obtener calmantes más eficaces que los actuales para aliviar el sufrimiento de los enfermos terminales, como cáncer de huesos; no digo curarlo porque ?de algo nos tenemos que morir?; o anestesias con un índice de alergia menor que las actuales, con lo que se reducen los riesgos de cualquier operación. De la misma forma la mala gestión que hacemos de los antibióticos (dejar de tomarlos antes de los prescrito por el médico, por ejemplo) ha causado una selección artificial de las bacterias más resistentes y más nocivas. De esta manera el 80% o más de los agentes patógenos que mataba antes la penicilina ahora son resistentes a ella; encontrar nuevos antibióticos probablemente está en esas ?plantitas? que tan obstinadamente defendemos. 

En la misma línea, es una lástima que la piel sí se regenere, los músculos sí se regeneren; pero las neuronas no. Así mucha gente debe vivir en una silla de ruedas o, peor aún, prisioneros de su propio cuerpo, como Manuel San Pedro. Sería estupendo encontrar una forma de regenerar las neuronas para volver a caminar o a oír o a ver... Los humanos no podemos restituir esas células; pero algunos animales sí pueden; incluso son capaces de reproducir sus miembros amputados. No sabemos si lograremos encontrar en esos seres vivos la solución para los paralíticos y tetrapléjicos; lo que sí sabemos es que no la encontraremos en esos animales muertos. O si no está en esos animales sí puede estar en otros seres vivios que dependen de ellos, si perdemos a aquellos terminaremos perdiendo a estos también; porque la Vida está interconectada entre sí. Existen árboles que de repente han dejado de reproducirse; finalmente nos hemos enterado de que esto ha sido debido a que sus semillas necesitaban las encimas de una ave, ahora extinta, para germinar. Esos árboles están condenados y las plantas, musgos, líquenes... que crecían en ellos probablemente también. 

Alguien puede pensar que la clonación abre una puerta para revivir estas especies en un futuro no muy lejano. Desgraciadamente la realidad suele alejarse bastante de la ciencia ficción y si clonamos un animal dentro de otra especia (por ejemplo un bucardo o cabra de los Pirineos dentro de una cabra montesa, suponiendo que fuera posible) el nuevo ser que nacierá no será un bucardo, porque el ser anfitrión le ha transmitido particularidades genéticas durante la gestación. Pero, suponiendo que dicha transmisión no se produjese, el animal que nacería se comportaría como los animales que tuviese a su lado, en nuestro ejemplo una cabra montesa. Habríamos perdido sus conductas y sus comportamientos. Si alguien se pregunta ?¿y de qué nos sirven sus conductas y sus comportamientos?? Eso se lo puede preguntar a las gentes del sureste asiático, en especial a las tribus que desprecian nuestra civilización y no desean vivir como nosotros, ellos observaron el comportamiento de los animales y decidieron imitarlos subiendo a sitios altos. El resultado ha sido que salvaron la vida junto a los elefantes y el ganado cuando llegó el maremoto de 2004. 

Yo no sé si estos argumentos son o no de peso. Tampoco sé si pueden convencer a alguien; pero son los que a mí me mueven para defender cuando veo algo que daña el medio ambiente. Son los que me hacían sentir dolor al sobrevolar la cuenca del Amazonas llena de calveros humeantes o enterarme de que quieren atravesar el Campo Azalvaro con un gaseoducto partiendo el ecosistema y aislando a las poblaciones en dos partes. Es un sentimiento, no me siento orgulloso de él, pero sí convencido cuando alguien me pregunta ?¿por qué te metes en esos líos? y contestar ?para cuidar la tierra de la que vives?.

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