lunes, 14 de noviembre de 2011

Grupo Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC)

Conclusiones sobre las bases científicas del cambio climático


Publicado inicialmente el 3/2/2007


El calentamiento de la Tierra es irreversible debido a las emisiones de gases de efecto invernadero en la era industrial, y en función de la acción humana la subida se situará este siglo entre 1,8 y 4 grados, aunque no se puede descartar otra horquilla más amplia de 1,1 a 6,4 grados. Por consiguiente, no se descarta que se acabe derritiendo completamente el hielo en el Polo Norte y nivel del agua del mar podría subir hasta los 59 centímetros, lo que afecatría a muchas poblaciones de todas las costas. En España, ello se traduciría en un incremento de las lluvias torrenciales, más olas de calor, un aumento de la salinidad del mar y nevadas menos copiosas. 

Estas son algunas de las principales conclusiones del Grupo Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), que hoy presentó su cuarto informe sobre las bases científicas de ese calentamiento que considera "inequívoco". 

"Ahora tenemos una mayor certidumbre de lo que está ocurriendo" que en el precedente estudio en 2001 y hay una probabilidad del 90 por ciento de que el aumento de la temperatura de la Tierra se deba a la concentración de gases de efecto invernadero por el uso por el hombre de combustibles fósiles, señaló la co-presidenta del grupo encargado del trabajo, Susan Solomon. Aunque se mantuvieran las emisiones al nivel actual, "con muy alta certidumbre" el calentamiento en el siglo XXI será superior al constatado en el siglo XX, alertó Solomon al presentar el documento. 

De entrada, el efecto acumulado de la contaminación acarreará un alza de la temperatura de unos 0,2 grados por década en los dos próximos decenios y luego la subida será de 0,1 grado suplementario cada diez años. 

Todos los escenarios traerán consecuencias 
En el mejor de los casos, y a condición de que hubiera un cambio rápido en las estructuras económicas para hacerlas sostenibles, el incremento sería de 1,1 grados en el horizonte de 2100 respecto a las temperaturas constatadas en el periodo 1980-2000, por debajo del umbral de dos grados a partir del cual los científicos consideran que las consecuencias serían incontrolables. 

Pero si la población y la economía continúan creciendo rápidamente y se mantiene el uso intensivo de las energías fósiles, la subida podría llegar a 6,4 grados. 

Sin hielo en el Polo Norte y aumento del nivel de los mares 
Sea cual sea el escenario que finalmente se materialice, habrá consecuencias directas, como una disminución de las nevadas y del volumen de los casquetes polares, hasta el punto de que el hielo del Polo Norte podría derretirse completamente en verano hacia 2100. Eso supondría, entre otras cosas, una elevación del nivel del mar que el IPCC estima entre 18 y 59 centímetros en función de las diferentes hipótesis. 

Los fenómenos climáticos extremos, como las olas de calor o las trombas de agua, seguirán siendo más frecuentes y en los ciclones tropicales la velocidad del viento y las precipitaciones serán más intensas. 

El hemisferio norte se llevará la peor parte 
El calentamiento de la Tierra no será homogéneo, sino que será más acusado en los continentes que en el océano y en el hemisferio norte que en el sur, aunque en algunas partes del Atlántico norte esa subida de las temperaturas no será tan marcada, en lo que puede pesar una ralentización de la corriente oceánica conocida como "Gulf Stream". 

Respecto a las precipitaciones, seguirán las tendencias recientes observadas, con un aumento en las latitudes más extremas y una disminución en las áreas subtropicales, lo que significa por ejemplo que la cuenca mediterránea será todavía más árida. 

Todas estas proyecciones se basan en las observaciones realizadas, entre ellas que once de los doce años más calurosos desde que existen registros climáticos fiables a mediados del siglo XIX se han producido desde 1995 o que en el siglo XX la elevación del nivel del mar fue de unos 17 centímetros. 

Las emisiones de CO2 
Detrás de todos estos fenómenos, según los científicos, están en particular las emisiones de dióxido de carbono (CO2), cuya concentración en la atmósfera ha pasado de unas 280 partículas por millón antes de la era industrial (en 1750) a 379 en 2005, y para las que el ritmo de incremento se ha acelerado desde 1995. 

El presidente del IPCC, Rajendra Pachauri, tras admitir que la certidumbre científica nunca puede ser total, insistió en que "ahora estamos mucho más seguros de la influencia humana en el cambio climático", y sin querer pronunciarse sobre lo que hay que hacer, sí señaló que en el mundo de los negocios o en la medicina se tienen que tomar decisiones sin disponer de una certidumbre total. 

Al informe de hoy seguirán otros del IPCC sobre el impacto del cambio climático (en abril), la forma de mitigarlo (mayo) y una síntesis dirigida a los responsables políticos que debe adoptarse en Valencia (España) el 16 de noviembre. 

Las conseciencias en España 
Para analizar el informe del IPCC comparecieron hoy en rueda de prensa en Madrid el secretario general para la prevención del Cambio Climático, Arturo Gonzalo Aizpiri, la directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Teresa Ribera, y el director del Instituto Nacional de Meteorología, Francisco Cadarso. 

Los tres coincidieron al destacar que el informe es "contundente" e "inequívoco" en sus conclusiones, que son "una poderosa llamada de atención" sobre la gravedad del problema. Los expertos pronosticaron para España que el cambio climático propiciará que se reduzcan los días fríos, las precipitaciones de lluvia en la cornisa mediterránea, y que siga aumentando la temperatura media del país. 

"No hay lugar para el escepticismo ni excusas para dejar de tomar medidas", dijo Aizpiri, quien advirtió de que la intensidad y la rapidez con que se está produciendo el cambio climático es mayor de lo que estaba previsto. 

Arturo Gonzalo Aizpiri consideró que el Protocolo de Kioto es "un primer paso" para combatir el cambio climático, pero "tímido e insuficiente" porque sólo implica a los países más desarrollados y porque algunos de los países más contaminantes (Estados Unidos) no lo han ratificado. Consideró, por lo tanto, que la comunidad internacional se debe dotar después de 2012 (cuando acaba la vigencia de este Protocolo) de un acuerdo "más ambicioso". 

El responsable ministerial repasó las principales iniciativas que el Gobierno ha puesto en marcha durante los últimos meses y anunció que el Ministerio llevará al Consejo Nacional del Clima, el próximo día 13, la propuesta de Estrategia Nacional del Clima, que contiene las líneas de acción que el Ejecutivo considera necesarias para cumplir sus compromisos internacionales. 

Teresa Ribera destacó la "rotundidad y rigor" con que se ha manifestado la comunidad científica, y valoró que las conclusiones del informe del IPCC reducen las incertidumbres que pudieran existir sobre los efectos del cambio climático. Valoró la actitud "constructiva" que la delegación de Estados Unidos ha mostrado durante los últimos días en París, la "cohesión" de la UE, y el interés y preocupación de algunas economías emergentes como China. 

El director del Instituto Nacional de Meteorología, Francisco Cadarso, repasó algunas de las conclusiones y evidencias plasmadas en el informe, y destacó entre ellas que quince de los últimos veinte años han sido los más calientes desde que existen registros sistematizados (1850). 

Cadarso observó que desde mediados del siglo XVIII, la actividad humana ha provocado un calentamiento global cinco veces mayor que el que han causado los cambios en la irradiación solar, que la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera era en 2005 un 35 por ciento mayor que la que existía en la época pre-industrial. 

Los responsables del Ministerio de Medio Ambiente valoraron la colaboración de las comunidades autónomas en la lucha contra el cambio climático, aunque demandaron una mayor implicación de estas administraciones. 

Anunciaron además que para implicar en mayor medida a las corporaciones locales la ministra Cristina Narbona y el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Heliodoro Gallego, dirigirán el próximo día 16 una carta a todos los alcaldes de ciudades de más de 50.000 habitantes pidiendo su incorporación a la Red Española de Ciudades por el Clima.

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